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Pedir genialidad sin dar el tiempo

Deseamos fomentar la creatividad y la innovación en equipos y organizaciones enteras, pero a menudo olvidamos destinar el tiempo necesario para ello. Todas las personas tenemos un potencial creativo e innovador, tan solo necesitamos disponer de espacios, y contar con metodologías que favorezcan la generación de ideas y la aportación de nuevas propuestas. El método es la clave y he podido observarlo a lo largo de muchos años trabajando en equipo y con equipos.


Los conceptos creatividad e innovación están estrechamente vinculados, pero son distintos. La creatividad según la RAE es aquella facultad o capacidad para crear. Disponer de imaginación, ingenio, inspiración, inventiva... Si hacemos referencia a la innovación, esta se asocia a cambio, transformación, mejora, novedad, originalidad, perfeccionar.


Difícilmente podemos crear de nuevo o bien innovar sobre algo que ya conocemos, si no disponemos de tiempo para pensar. El cansancio o la presión malentendida, no se lleva bien con ninguno de los dos conceptos. El sentimiento de ser un extintor que se pasa el día apagando fuegos no es agradable para ningún profesional, y es una sensación que se repite al interactuar con profesionales de diferentes sectores.


La planificación y la organización que se deriva de la misma son claves. Cuanto mejor diseñados están los procesos de una empresa, mejor trabajarán los equipos. Es preciso buscar y encontrar el equilibrio entre las tareas diarias y los espacios que favorezcan la creación de nuevas estrategias, nuevas ideas, nuevas formas de hacer.


Hace poco escribía en un post la necesidad de pararse a afilar el hacha, y es que estar todo el día sólo talando árboles puede afectar a nuestra energía física y mental y muy probablemente tenga un impacto negativo en la capacidad de crecer y evolucionar.


Es urgente crear entornos propicios, basados en la confianza, donde las propuestas puedan ser escuchadas desde el respeto y la curiosidad. Nos sorprendería lo que un equipo es capaz de lograr con tan solo estos ingredientes:


Espacio + tiempo + método + comunicación + confianza


A lo largo de mi trayectoria laboral, he formado parte de numerosos equipos y he tenido la maravillosa experiencia de dirigir también varios de ellos. Las experiencias más inolvidables y las mejores ideas surgieron en espacios de interacción, en los que el método fue el elemento facilitador y catalizador de nuevas propuestas y donde las personas eran las auténticas protagonistas.


La satisfacción que produce en los equipos la sensación de participar activamente, sintiéndose parte de cada proyecto, junto con la demostración empírica de haber optimizado al máximo el tiempo, es un elemento que empodera y motiva.


En mi caso, ya no entiendo una reunión, o una formación sin métodos, dinámicas o técnicas participativas.


Aportar valor, diferenciarse y mejorar la productividad, debe ir asociado a poner en práctica el pensamiento disruptivo, creando entornos donde la creatividad y la innovación esten muy presentes. Probar, probarse, experimentar y aprender de todo tipo de resultados.


"Cada fracaso en las doscientas bombillas que no funcionaron, me enseño algo que fuí capaz de incorporar en el siguiente intento." Thomas Edison


 
 
 

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