Competencias y valores de la persona líder

¿Por qué se suelen confundir las competencias y los valores de la persona líder?

Lo más probable es porque cuando pensamos en aquella persona referente, inspiradora, que nos motiva y nos influye, visualizamos diversas características y aunque lo mezclamos si tenemos muy claro lo que para cada uno de nosotros es esencial. Curiosamente ante la frase: “Construye a la persona líder ideal”, las personas coinciden en diversas competencias clave, especialmente transversales y en muchos de los valores.

Examinemos las disparidades fundamentales entre competencias y valores

Si pensamos en competencias, estas hacen referencia a aquel conjunto de conocimientos, capacidades y habilidades que una persona posee, en el caso que nos ocupa para ejercer un liderazgo efectivo.

Aunque encontraremos diversas formas de clasificar las competencias, podemos diferenciar dos grandes grupos, las competencias técnicas (Hard Skills) y las competencias transversales (Soft Skills).

Las competencias técnicas son las que adquirimos o bien a través de formación académicas, o bien por experiencias laborales. Vinculadas a desempeño de funciones, tareas y determinados roles. Aquello que consta en nuestro currículum vitae y que es diferente para cada profesión y para cada puesto de trabajo.

Si hablamos de las competencias transversales o habilidades blandas o interpersonales, como también se denominan, son genéricas, ya que están pueden aplicarse en diversas situaciones, circunstancias, contextos y funciones laborales. Algunas de ellas: comunicación efectiva, capacidad para el trabajo en equipo, liderazgo, flexibilidad, adaptación, resolución de problemas, planificación, organización y gestión del tiempo, creatividad, innovación, proactividad…

Por lo tanto, las competencias son características que podemos desarrollar, potenciar o perfeccionar a partir de adquirir conocimientos que nos lleven a la reflexión y a partir de experiencias bien vividas en el día a día o a través de formaciones vivenciales y experienciales, que nos llevaran al conocimiento y a la reflexión a partir de la práctica y el entrenamiento.

Vernos en situaciones ficticias, puede ayudarnos mucho en la fase de autoconocimiento, autopercepción y autoliderazgo. Así mismo, verse en circunstancias o contextos de laboratorio, interactuando con otros, también nos ofrece mucha información sobre nosotros mismos, ¿Cómo me comporto en determinadas situaciones? ¿Por qué? ¿Cómo actúo con determinados estilos de relación o de comportamiento humano?

Pero ¿Y cuando hablamos de valores?  ¿Podemos entrenarlos? Los valores son los principios éticos y morales, la esencia del individuo, expresan el arraigo a las creencias, aquellos elementos íntimos que guiaran el comportamiento y también la toma de decisiones. Si lo dibujáramos en forma de iceberg, sería aquella parte que se encuentra dentro del mar.

Los valores

Los valores son aspectos inherentes a la persona. honestidad, integridad, transparencia, respeto...

La principal diferencia es que las competencias, aunque algunas de las transversales pueden ser naturales en cada persona, pueden entrenarse, desarrollarse y evolucionar con el tiempo.

Sin embargo, los valores son menos susceptibles de cambio, acostumbran a ser más estables, si bien es cierto que existen multifactores que podrían influir en un cambio de valores: Crisis importantes; Influencias sociales y culturales; Experiencias de vida muy significativas, o cambios importantes en el macroentorno (la pandemia por Covid podría ser un buen ejemplo.)

En definitiva, aunque existen diferencias entre ambos elementos, la persona líder es reconocida por el grupo por sus competencias, pero también por sus fuertes valores que serán los que generarán respeto, confianza y credibilidad al grupo.

«Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder.» —John Quincy Adams