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De la gestión al liderazgo: el equilibrio entre método y humanidad"

Actualizado: 19 abr

Liderar grupos y gestionar equipos es una cuestión de matices. La capacidad de liderar de manera eficaz depende en gran medida de un elevado nivel de autoconocimiento y de una comprensión profunda de los procesos y dinámicas grupales. Sin embargo, esto no es suficiente; aunque se pueda adquirir conocimiento a través de la lectura y la formación en diversos cursos de especialización, si no hay una disposición al cambio, dichos esfuerzos serán infructuosos y frustrantes también. Por otro lado, como escribe Robin Sharma en su libro, el líder que no tenía cargo, quizás es bueno: "admitir que no todas las personas nacieron para liderar.”


Si aplicamos la dimensión liderar al ámbito laboral —también podemos extenderlo a otros aspectos de la vida— es evidente que no es necesario ostentar un cargo formal dentro de un organigrama para ejercer liderazgo, como no lo es ocupar determinadas posiciones en la propia familia o en un grupo informal cualquiera. ¿El líder nace o se hace? Existen teorías que defienden ambas perspectivas. No cabe duda que desde la infancia, existen personas que con su ser y estar, son capaces de movilizar. También es cierto que casi todo en la vida se puede entrenar, como yo siempre digo, hasta los abdominales, estar están, pero hay que trabajar para que se vean en el exterior.


Si hablamos de líderar, el autoconocimiento es fundamental para poder presentarse ante cualquier grupo. Saber cuáles son nuestros puntos fuertes para ponerlos al servicio y en beneficio de la causa, del grupo, del proyecto...Conocer cuáles son nuestras áreas de mejora, y tener la firme voluntad y predisposición para crecer y mejorar. Características como la generosidad, la humildad, el compromiso...acompañan siempre a las personas que son verdaderamente líderes.


La humildad es, sin duda, una de las virtudes más importantes. Cuántos proyectos y empresas han fracasado debido a los egos desmedidos. Asimismo, cuántos líderes políticos, independientemente de su país o ideología, nos hacen sentir vergüenza ajena con sus discusiones plagadas de egocentrismo.


Si nos enfocamos en las competencias en lugar de las características, diría que la habilidad más destacada para un líder es la comunicación efectiva. Esta competencia abarca muchas de las otras habilidades que se enumeran en la extensa lista de requisitos de liderazgo. La comunicación efectiva implica escucha activa, asertividad, empatía, inteligencia emocional y habilidades de negociación. Es la herramienta principal del ser humano y, sin duda, esencial para quien aspire a liderar algo.


¿Han pensado alguna vez en lo gratificante que es sentirse realmente escuchados? Por otro lado, ¿se han detenido a reflexionar sobre en cuántas reuniones hemos participado en las que simplemente nos limitamos a estar? En las que no se nos da voz... Reuniones a los que has sido convocado. Qué bueno sería cambiar las reuniones de estar, por las reuniones de hacer y participar...pero esto merece otra reflexión, quizás otro artículo.


Guiar manadas y pilotar equipos, no es lo mismo. El enfoque es distinto, se trata de combinar competencias técnicas con otras transversales y que son básicas en un mundo donde la interacción es una constante. Una gestión efectiva implica método para uno mismo y para el grupo. Dificilmente podrás ser referente en método si no se practica en primera persona. Equilibrio entre dirección y apoyo, entre visión estratégica, determinación, creatividad e innovación y el desafío de integrar a personas diversas, haciendo que cada una de ellas aporte su talento y su valor único para el éxito colectivo.


A esto abro un paréntesis, si tenemos dudas sobre talentos o expectativas, preguntar siempre está bien. Podemos equivocarnos al colocar etiquetas, lo que la persona proyecta dependerá en gran medida del momento vital en que se encuentre, de la confianza que sienta, y también en muchas ocasiones de lo que se le deje mostrar.


Es importante contar con metodología para gestionar equipos y, aunque sea distinto, para liderarlos. Disponer de estructura en la gestión sin duda nos ayudará a liderar de manera más efectiva. Trabajar en ambas habilidades, será muy beneficioso para el grupo e incluso para uno mismo. Implantar método se traduce en entornos más seguros y evita desgastes de energía y frustraciones varias. También es importante conocer y aplicar método para trabajar en equipo. Es cosa de todos, no sólo de la persona encargada de pilotar. Bastante BANI ( frágil, ansioso, no lineal e incomprensible) es el entorno, como para trabajar constantemente apagando fuegos.


Tener un método brinda estructura y orientación, dos elementos esenciales para cualquier grupo. ¿Qué entendemos por método en el ámbito de la gestión? Un método de gestión es el marco de actuación, la hoja de ruta. Traducido a la práctica, es el conjunto de planes, procesos y procedimientos que guiarán las acciones del equipo dentro de la organización.

Se trata de un mapa bien definido y “claramente comunicado” que establece metas y estrategias, define roles, comparte expectativas, reduce o elimina incertidumbres, y une esfuerzos y esperanzas.


Implantar metodología permite que metas e iniciativas sean vistas y vividas con mayor claridad. El método logra que las personas sientan que forman parte viva y activa de los proyectos, sienten reconocimiento y que se les pone en valor. Ser solo herramienta a la sombra, no es gratificante para nadie. Formar parte de un equipo donde se comparte desde la equidad, genera crecimiento, aprendizaje y algo clave: transferencia de conocimiento. Por otro lado, y sin obviar en absoluto la parte socioemocional, se genera sentimiento de grupo, de pertinencia, se traduce en cohesión.


Puedes liderarte a ti mismo y liderar un grupo entero sin tener un cargo, cierto, pero si lo ostentas, necesitas formarte en ambas cosas: liderazgo y metodología aplicada en un mundo de mucho mostrar, mucho hablar y poco hacer.


Dejo una frase a mi gusto valiosa de Sharma: “Cada uno de nosotros tenemos que asumir una responsabilidad personal convirtiéndonos en el director ejecutivo de nuestro propio papel en la organización y ejerciendo el liderazgo dentro de nuestra posición.”

 
 
 

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